El otro y tú

 

Dicen que pienso mucho, que no duermo porque mi mente no para, que no dejo de jugar con los pensamientos, pero lo más gracioso de todo esto es que mi mente no piensa en mí, tal vez en ese, en aquel y en el otro.

Ese, el que conocí en una ocasión y pocas palabras dijimos. Han pasado días desde aquel momento.

Aquel, el que me fotografió sin yo saberlo y desde entonces ha sido el otro.

El otro que envuelve mis pensamientos junto con los míos.

¿Qué me has hecho que no dejas a mi mente reposar?

El otro me fue llenando poco a poco, él sabe cómo se hace, aunque diga que no, tiene una habilidad natural, es su forma de vivir, su forma de comportarse y su forma de caminar por la vida.

El otro que te mantiene la mirada, que te dice lo que piensa, que te enseña a tener paciencia, es el otro el que te mantiene despierta, el que te hace recapacitar, el que piensa que si algo merece la pena hay que luchar y si no, vuelta a empezar.

Es el otro en quien nos apoyamos porque nos sostiene, al que contamos nuestra historia porque nos comprende, al que confiamos nuestro más profundo interior porque nos entiende, nos ayuda y nos da aliento a seguir en la lucha.

El otro es el que se ha convertido en esa falta que tanto añorábamos y no sabíamos cuándo ni dónde llegaría; en la chispa de la vida que te mantiene con fuerza a seguir, el que te da estímulo a vivir la vida, pero con paciencia, sin prisa, saboreando los minutos y momentos.

Es ese, aquel y el otro el que se ha metido en mi cuerpo, Ya son solamente uno, sólo eres TÚ.

Tú que ocupas mi mente más que yo misma, que, aunque no quiera, rellenas en todos los momentos mis días.

Tú eres el que me mantiene despierta, pocas horas de sueño necesito y durante ellas apareces en mis sueños.

Tú eres el que me ayuda, aconseja y despierta esa parte de mí que estaba muerta. Aprendo todos los días cosas nuevas y a cómo desenvolverme en la vida. Me das fuerza y paciencia a no vivir tan deprisa, a ser más calmada y a ver las cosas desde otra perspectiva.

Tú eres el que me enseña palabras nuevas, me enseñas del amor, me enseñas a que me tengo que dejar amar y a confiar.

A veces el miedo aparece, pero TÚ sigues en tu empeño de demostrarme todos los días lo que es el amor y el querer.

Creo que sigo pensando que soy Fortunata, afortunada por haberte encontrado, afortunada porque te hayas fijado en mí, por empezar a querer conocerme y afortunada porque no saliste corriendo y hoy aún no lo has hecho después de los conocimientos y de mis historias.

Yo creo que ya no necesito más otro, ni ese, ni aquel, me quiero quedar con el TÚ, a seguir mi día a día, a saborear los días y cuantos más de ellos juntos mejor, a aprender más de ti, a compartir mis alegrías y tristezas, a ayudarte cuando lo necesites y a apoyarte en tu vida, a vivir momentos nuevos contigo, a llenar mi mente contigo.

Sé que no todo es alegría, pero quiero superar los tristes días contigo y que me enseñes a cómo hacerlo, a seguir hablando contigo a pesar de los desencuentros, a pasar los obstáculos que nos presente la vida.

Quiero seguir viviendo a tu lado, sé que no es fácil, pero por lo menos a intentarlo.

¿Esto es amor, maestro?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ausencia

Te quiero amore

Reflexiones