El silencio
Ante el silencio nos callamos, nos abrumamos, nos ponemos
nerviosos, alucinamos, expresamos, gritamos, lloramos, contemplamos, miramos,
amamos.
¿Por qué actuamos ante él como algo negativo siendo algo que
nos acompaña en tantos momentos de nuestra vida?
¿Acaso es mejor el ruido, bullicio, estar enredados siempre
con la palabra, aunque ésta no tenga sentido?
El silencio, la palabra mejor expresada ante algo cuando este
algo no tiene palabra para definirse.
No hay palabra con sonido que englobe todo en el Universo.
El Amor con mayúscula, escrito de millones de formas,
expresado de otras tantas, pero inexplicable. ¿Por qué no empeñamos en hablar
del Amor cuando éste si es puro no se puede definir?
El silencio de los padres ante la postura inadecuada de los
hijos, el silencio del maestro cuando atiende a un alumno, el silencio ante los
que gritan, el silencio de las parejas ante un enfado, el silencio ante el
comienzo de una obra, todo rueda en silencio.
Nos silenciamos y nos silencian, o preferimos silenciarnos
para evitar peleas y conflictos.
Ese silencio que ahora me llena y que no puedo expresarlo
porque no tiene cabida, ni medida ni límite. ¿Para qué hablar de algo de lo que
no se puede hablar, de algo que te ha llenado, rebosado y sale con lágrimas de
emoción? Alguien que se ha pegado a tu piel en una sola costura, ésta que fue
tejiéndose desde el primer día de mirarnos. Un hilo invisible nos fue
enredando, fue pasando entre nosotros, enhebrando nuestros cuerpos, nuestra
mente y el alma, alguna vez se enredaba, se anudaba, pero sólo roto por la
palabra dicha deshacíamos el atasco, y seguíamos tejiendo este lio amoroso que
ahora no tiene límite, no se puede expresar.
No puedo expresar lo que siento, ni decir lo que lo quiero
porque cuando sale con la palabra pierde su forma, su sentido, su tiempo, su
límite; porque es ilimitado, no tiene forma, ya se ha formado, no tiene sentido
porque para mí ya la ha cobrado, es atemporal, a cualquier hora, momento del
día y de la noche. ¿Para qué nombrarlo?
A veces sale, pero no es real, es algo más y es entonces cuando prefiero
callar y mirar y silenciar mi sentimiento. Porque al hablar pierde validez,
porque al nombrarlo tantas veces se hace vulgar. Es puro.
Necesito alimentarme de él, sentirlo y acariciarlo, necesito
besar mi silencio y que me vaya llenando, porque todavía hay hueco. Mi cuerpo y
mi silencio, mi silencio en mi cuerpo.
No hay silencio en mi silencio, sobran las palabras, están
las miradas.
Amo a mi silencio en silencio, lentamente en mis sueños y cuando lo siento al lado. Esas manos que acarician mi silencio y que yo las quiero tanto.
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