Noches sin vela

 

Noches sin vela, no sé las que llevo, quizás se me perdieron o nunca estuvieron. Hay una llama dentro que nunca se apaga, esa es la que calienta mi alma.

Hay veces que se ha hecho pequeña y las horas del sueño se alargan, pero ahora, en este tiempo en el que estoy se ha hecho tan grande que nunca antes había estado tan iluminada que con pocas horas me bastaba.

En mi pensamiento estás, sea de día o de noche, en sueño o en vigilia, ¿es que eres tú el que portas mi vela?

Eres tú el que lleva la antorcha, la antorcha que prende mi vela, hay días que no para y otras que se apacigua. Sólo contigo me sale de dentro esto que escribo.

Unos me llamarían loca, otros cursi y otros ni me acuerdo.

Sólo contigo me siento como en casa, donde me aíslo, me acurruco y me alimento.

Eres tú el que me ha robado mi vela y has puesto una perecedera, una que lleva tu nombre grabado por si alguna noche me velo en vez de me desvelo y sé que eras tú el dueño.

 

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