Se repite la historia

 

A pesar de los años que lleva el ser humano en el planeta, a pesar de que éste lleva millones de años soportando historias de todo tipo, aquí seguimos, como si nada hubiera pasado, como si lo que nos tocara en este momento fuera único y tuviéramos que exprimirlo. Cada uno con su historia y todos juntos hacemos que la Historia sea Universal. Podría hablar de la Historia actual, de la nueva guerra que ha comenzado, ¿los causantes?, los seres humanos.

Estos seres que se creen que son mejores que el resto, que nos pueden gobernar a los demás porque se creen que tienen razón, porque el egocentrismo y fanatismo les ciega, porque los intereses de ellos priman sobre el resto, aunque perjudiquen a los más pobres, a la clase media.

Da igual el año, el siglo que sea, nos creemos con la obligación de tener posesiones, coger y quitar a nuestro antojo lo que sea, un trozo de tierra, unas propiedades, utilizar a las personas para satisfacer nuestros deseos, aunque muchos de éstos lo hagan obligados. Personas que sufren las consecuencias de unos locos, otros con la necesidad urgente de abandonar todo y buscarse la vida de nuevo, como si ésta fuera regalada y fácil.

El ser humano, ¡qué ser más inhumano!, pero es que siempre ha sido así, no es nuevo, somos inhumanos desde que se creó el Universo, andamos todos buscando algo para colmar nuestra ansia y anhelo, a costa de arrasar objetos materiales y humanos.

Toda la historia se repite, las guerras al fin y al cabo son guerras, las peleas entre etnias, entre familias, amigo, parejas, compañeros. Todos queremos poseer algo que nos haga un poquito mejores que el que está a nuestro lado y si podemos quitárselo mejor, ya buscaremos alguna excusa para decir que antes era nuestro o que sólo lo habíamos prestado.

¿Y del amor?, ¿se repite la historia? A veces sí, otras no, depende en todo caso de las personas que lo forman, de lo que quieran y de cómo lo quieran, de las necesidades que tenga cada uno, de lo que se vaya aportando a diario para que esta alianza se consolide como tal, con entendimiento, diálogo, respeto o que surjan enfrentamientos que confluyan en otra guerra.

Siempre, en todo escenario del tipo que sea, el diálogo y el respeto, la empatía hacia los otros, pensar en los demás, ayudar en lo que se pueda y pensar que no somos perfectos, que no podemos tenerlo todo, que tenemos carencias, pero que juntos podemos hacer que esa llama que nos calienta no se apague nunca, así podremos superar muchas guerras, las nuestras, con nosotros mismos, con nuestra pareja, hijos, familia, amigos y compañeros. En nuestro pequeño mundo es dónde se construye la Historia.

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