Una carta de amor

 

 Todo los escrito ayer fue en un día raro

tan sólo quiero sacar lo que me inquieta por dentro

que no me deja descansar.

 Anoche me acosté inspirada

de tanto amor que emanaba

me das fuerza y aliento

para que me salgan de mis dedos estos pensamientos.

 Enamorada estoy, casada contigo quiero,

me has hecho sentir lo que nadie más lo ha hecho.

 Quiero que quede por escrito lo que aquel día te escribí

ya que espero que escribas en un libro el amor que yo sentí.

 Tú fuiste el afortunado dónde y en quién yo deposité

todo lo que yo había anhelado y nunca sabía el qué.

 Buenos días amado esposo, en esta noche tan larga

llena de lluvia y besos, el sueño me ha mecido a tu lado

y ni te he sentido y el búho en un susurro me ha contado

que ni un ronquido has emitido.

  ¿Acaso habrán sido las hadas que velan mientras duermes

ya que fueron nombradas minutos antes en una mente,

y polvos mágicos depositaron con mucho cuidado,

para que así tú sueño no fuera eterno, pero sí placentero?

 Tú amada se despertó sobresaltada, porque la lluvia sí que oyó,

pero a su esposo sólo sintió en cuanto su memoria recobró

después de haber soñado que había un príncipe encantado

que le había arreglado con su canto encantado y sus palabras de enamorado.

 Tú amada esposa que no te olvida

y anclado estás a su vida.

 Quizás fue eso lo que me pasó contigo,

tal vez en algún momento, en alguna vida anterior

me topé contigo sin darme cuenta.

En algún otro tiempo que no logro recordar

pero en mi subconsciente estás.

 El hecho, es que quiero intentarte hasta que me salgas bien,

no quiero pasar más vidas buscándote

quiero terminar lo que una vez iniciamos y perdidos quedamos.

 En ésta vida que siento ahora, quiero terminar el último capítulo

caminar contigo hasta el último día

cerrar el libro de nuestra vida.

 Casualidad, coincidencia o destino,

dos anillos me salieron en mi camino

un sobresalto tuve, pero no te dije nada

pues apenas nos habíamos conocido.

 “Mi mujer”, te salió sin tú pensarlo

“Tú mujer” me sentí al escucharlo

otro latido de mi corazón

quiso avisarme de la premonición.

 Cuando se juntan nuestras manos el amor sale a borbotones

y no saben los viandantes que si siguen nuestros pasos

ciegos quedan de la luz y de el halo que emanamos.

Más yo dejaría a ese par de enamorados de una vez por todas,

que den rienda suelta a eso que llevan dentro y aún no han soltado.

 Uno es calma, la otra es ansia,

cada uno se apoya en el otro tirando de una cuerda

para ver cuánto aguantan.

 Más todo llegará, le dice el sabio a la aprendiz:

“hay que tener paciencia, que, aunque los días pasan

y los años vuelan, el contacto llamará a tu puerta”.

 La estudiante tiene ansias de conocer y de correr

y el maestreo desde su asiento lee línea tras línea

pasa la página con lentitud para ver si la estudiante

capta el mensaje de esa prontitud.

 La aprendiz es hábil, va aprendiendo la lección

quizás sea porque los días pasan

¿o se ha adormecido la pasión?

 Pero él sabe lo que es y es que se ha estudiado la lección

ya no tiene prisa en soltarla de sopetón

espera pacientemente a que el maestro le tome la lección.

  Hay una canción que se repite

bailarla queda en tu presencia

aquellos tacones rojos

esperan con impaciencia.

  Tienes que cerrar los ojos y sentir ese dedo que te acaricia

sin apenas tú sentir, y dejarte acariciar, lentamente, muy despacio,

y empieces a notar que todas las sensaciones que dormitaban

ahora despertarán.

 Se desliza la yema del dedo por tu cara,

te dibuja tus labios tan despacio que me incita a chuparlos

me gusta cómo sabes, me gusta la suavidad de ellos

no me canso de descansar los míos en ellos.

Sigo pasando la yema del dedo por tu cara,

te quito las gafas, no te hacen falta

ahora ves mejor, ya no en la distancia.

 Te dibujo los ojos verdes, la cara redondeada

te susurro en el oído que te has llevado mi alma.

 Apenas lo has oído

porque no te has movido

hipnotizado has caído.

 Pero yo sigo mi camino y te dejo besos por todos sitios

me gusta tu cuello, llenarlo de besos, oler tu piel

y sentirte como mío.

 Disfrutar de ese instante, de ese amor correspondido

no me hace falta más salvo que tú quieras más.

 Ahora entiendo al amor, ahora entiendo tus escritos

es una necesidad dejarlos por escrito.

 ¿Tú piensas si esto será un sueño o acaso es real?

más yo te afirmo que no hay nada más real

que lo que me nace y tú notarás.

  Un mirlo llama a tu ventana, apenas ha amanecido

van cargadas las alas de mensajes y besos

para dejarlos por la mañana y así besado quedes

y sigas en tu andanza por esas calles de esa ciudad tuya

con tus pasos mañaneros, dispuesto a jugar un rato con números

que de letras ya estás surtido.

  Un día me dijiste si te había hecho la comida

broma o risa, seriedad o chiste

otro latido sentí porque así lo había vivido.

  ¿Acaso crees que no digo la verdad?

muchas ataduras llevo conmigo y tú libre andas tu camino,

esfuerzos hay que hacer para que se junten los caminos.

  Muchos poetas románticos hablan de la amada/o en la distancia,

son amores puros que pocos han conocido y sentido.

  ¡El amor siempre quiere más!, eso dijiste también,

me tengo que conformar con el sentimiento que tengo

y verte cuando tengo tiempo y mis ataduras me sueltan el cuerpo.

  Contenta estoy de que estés en mi vida y no en otro lugar.

 Alimentarme lo hago, pero tú me cargas de alimento

fuerzas me sobran para llevar lo que siento.

 Eso que tú nombras tanto no quiero que perezca,

voy a regarlo todos los días para que así florezca,

que los troncos se hagan grandes y las raíces fuertes y

que se agarren con fuerza a nuestras mentes.

  Es verdad que te dije, que si yo me muriera antes

me gustaría que escribieras un libro, y que en él expusieras

que hubo una vez un amor que fue de vida en vida

que leyeran nuestra larga conversación

que dos almas viejas se encontraron

y por fin pudieron terminar su vida.

  Es una lección de amor para que los demás vean

que no hay que perder la esperanza en vida.

  Tú escribes al amor, a los amores que has tenido

ninguno como tú sabrá lo que es decirlo.

 Te salen las palabras porque no caben en ti

hay que darles salida para así sobrevivir

y decirle al que amamos que estamos ahí.

  Hacía años que no escribía, has tenido que ser tú

el que ha sacado ahora en éste momento de mi vida

lo más sagrado que te doy,

 Jamás nadie en ésta vida ha leído lo que he sentido,

ahora es dicha, felicidad, en otro tiempo fueron

lágrimas, anhelos y sueños.

  No tengo nada que esconder, mis adentros los he sacado

y tú has sido el afortunado.

 Trata bien mi alma, es el bien más preciado

sólo quiero desnudarme ante tus ojos y

que pienses que no has soñado.

  Quizás no sea suficiente el número de veces que te he dicho

TE QUIERO, JOSE MARIA.

 

 

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