Los baches de la vida
No sé
ni por dónde empezar para contar lo que quiero decir.
No sé
si lo que quiero expresar es lo correcto o quizás sea más producto de mi mala
cabeza, mejor de mis malas ideas, y es que la mente no debe mandar en muchos
casos y yo le doy un primer plano en la obra de mi vida que muchas veces lo
tenía que dejar en los camerinos y no sacarlo, o mejor aún, ni darle una prueba
en el casting para mejores actores de reparto.
Aun
así, tengo que hacerme cargo de que le he vuelto a dar un papel que no me ha
beneficiado.
Me ha
llevado a tropezarme en mi arrebato, acelerarme en la toma de decisiones sin
haberlas meditado antes, pero es que cuando viene un tornado a mi vida arrasa
con muchas cosas. Me deja sostenida en una cuerda floja con miedo y sin saber
por dónde salir.
Ojalá
pueda encontrar en algún momento y espero que sea muy pronto, ese instante, ese
segundo que me dé tiempo a parar y pensar fríamente, con sensatez en lo que
tengo y en lo que voy a decir y hacer y no dejarme llevar por el estallido de
circunstancias que suceden a mi alrededor.
Tú eres una de las cosas más importantes que han pasado en mi vida, eres muy
especial y das ánimos, a mí, como si fueras mi padre, en vez de calentarme me
enfrías en mis pensamientos.
No
tengo ningún derecho sobre nadie y muchas veces ni sobre mí misma.
La
situación en la que estoy me envuelve y no veo y sinceramente prefiero no ver
ni sentir.
Nadie
sabe lo que me cuesta empezar el día, sigo como un reloj mecanizado y un robot
sabiendo lo que tiene que hacer en cada momento, pero cuando llego a mi casa me
hundo, no es que no quiera estar, es que el ambiente entre adolescentes es difícil
de sostener y de lidiar. Hago de tripas corazón y aunque intente entablar
conversación con ellas y sea difícil por sus contestaciones intento no decaer,
pero es entonces cuando el único sitio donde quiero estar es en la cama, a
oscuras, tapada y dormir para no pensar ni sentir.
No
quiero pensar, no quiero sentir dolor, no quiero nada negativo, pero la vida te
pone pruebas, piedras en el camino que hay que saltar y aunque tropieces hay
que seguir.
Yo
eso me lo sé, he tenido piedras muy gordas que me han costado y todavía me
cuestan. También sé que yo, la que lleva esto sabe cómo le hablan y lo que
dicen. Las pocas personas que han visto algo de esto me dicen que vaya tela y
trabajo que me queda.
No sé
si estar sola es mejor o peor, cierto que yo sola hago y deshago y puede que,
con otra persona, su padre seguro que hubiese sido peor.
Pero
aquí sigo, saltando piedras y haciéndote sufrir por esta mente mía tan
retorcida y tan mal pensada. Por eso te decía que no quería sufrir, porque
quizás las cosas me las tome demasiado a pecho.
Duele
que un hijo te diga cosas muy gordas, y aun así tengas que estar ahí, que te
demanden y tiren de ti mentalmente, que te desprecien y te miren con cara de
asco y de perdona vidas, que te falten al respeto y te hagan chantaje
emocional, que te maltraten psicológicamente y que te digan que no vales nada y
que te va a joder la vida.
Hay
que llevarlo y encima pensar en positivo y decir son adolescentes.
Eso
cuesta, y como te dije ayer me cuesta o mejor dicho ya no me va a costar a que
tú vayas con todas las mujeres que tú quieras. Yo, un grano de arena en un
desierto soy la menos indicada y me enfadaría mucho conmigo y contigo si
cambiaras algo. Esto es cosa mía solamente y trabajando en ello estoy.
No
necesitas tener ataduras en este momento de tu vida cuando mejor estás, así que
no pases ni un momento conmigo si te sientes así. Ya has visto que no soy tan
perfecta y no debo de estar nunca en ningún pedestal.
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