Sentimientos

 

Hoy te escribo a ti, a esa persona a la que van dirigidas todas estas cartas y anotaciones desde hace casi dos meses o más. Porque lo siento así y porque eres la única en este mundo que está leyendo cómo soy, a la única que dejo que lo lea, quizás en un futuro por casualidad, azar o voluntariamente deje que alguien lo haga también. Para entonces no sabremos como estaremos ni dónde.

Sé que tengo bajones de ánimo, cuando veo las cosas grises sin un porqué muy importante ni grave, pero mi mente ha funcionado así creo que desde que tengo uso de razón.

Me invade melancolía, una sensibilidad más pronunciada y de lo único que tengo ganas cuando esto me sucede es dormir y no sentir. Todo se me hace cuesta arriba, lo que antes hacía con los ojos abiertos, con tan sólo unas cuantas horas de sueño, ahora me cuesta.

Te hablé de mí, de mis complejos y ahora te hablo de lo poco que me valoro, desnudar mi alma me da miedo, me quedo sin abrigo para taparme cuando tenga frio.

Te dije que no me gustaba mi cuerpo, nunca me ha gustado, me ha acomplejado y con el paso del tiempo, cuando sale de mi control, me cabreo conmigo misma, lo castigo o me castigo mentalmente referido a él. Si, puede parecer de locos, pero lamentablemente es así. No siempre sucede, cada vez menos porque yo me hablo a mí misma y me digo que es lo único que tengo y lo tengo que cuidar.

Ahora estoy aprendiendo a quererme más, y darle a mi cuerpo lo que realmente yo quiero y me hace sentir bien. Todavía me queda un largo camino para deshacer todos los nudos que me sujetan.

Aparte de este complejo, mis otras debilidades las llevo bien, las acepto.

No sé cómo empieza el ánimo a caer, porque no controlo lo que yo quiero, ¿por no aceptar mi situación?, ¿porque no tengo tiempo para mí, aunque parezca que sí?, ¿no paro de trabajar en casa?

¿Los problemas de mis hijas, su día a día cuesta? ¿No te veo lo que quisiera? ¿No estoy a gusto conmigo misma? ¿Los recuerdos de mi ex todavía me acompañan, aunque menos? ¿No se ha acabado el divorcio completamente? ¿Todo depende de mí? ¿Cargo con todo? Todo esto me pregunto.

Y aun así lo llevo, aunque esté con el ánimo bajo soy una autómata con el piloto encendido, haciendo malabares para todo y con todos, para darle a todo su debido tiempo y para sacar algo de tiempo y juntarme con las personas que quiero.

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