Palabras y hechos

 

¿Por qué le queremos quitar importancia a las palabras si no concuerdan con los hechos?

¿Por qué en un momento de furia, ira, descontrol nos sale cualquier cosa por la boca y al tiempo los hechos no se relacionan?

¿A qué le das validez, a esas palabras o a los hechos? ¿Quizás uno de los dos sea erróneo, pero porqué tienen que ser las palabras, aunque éstas sean humillantes cargadas de desprecio y de insultos? ¿Merecen un perdón y un olvido y pasar página?

Yo lo tengo claro, esas palabras que salen forman parte de la persona, aunque sean dichas en un momento de descontrol. ¿Qué pasa si tu pareja no te insulta, tan sólo va y te pega en medio de una discusión? ¿Esto vale porque no hay palabras, pero sí hechos, pero si no te pega y te insulta, humilla y menosprecia y te falta el respeto esto no vale porque no te pone la mano encima?

¿Acaso es que no queremos cerrar relaciones de tiempo de evolución, aunque no nos hayan puesto una mano encima pero sí nos han tratado verbalmente como les ha dado la gana?

¿Esperamos algo de estas personas? ¿Queremos seguir enlazadas, aunque sea con amistad?

Entonces en el fondo ¿qué es lo queremos de los demás? ¿Reconocimiento? ¿Cariño? ¿Que alimenten nuestro ego? ¿Creernos algo importante para los demás?

Las formas del inconsciente, eso guardado y del que somos inconscientes nos juega malas pasadas porque aprovecha cualquier momento para hacerse presente y nos pone en evidencia. Depende del que tengas enfrente y sea ávido capta el mensaje, aunque luego te diga que las palabras no tienen sentido y son los hechos los que valen.

Hechos, palabras, ventanas que se abren, otras que no se quieren cerrar y puertas que queremos dejar entreabiertas por si acaso algo se puede retomar, por si el raciocinio, el entendimiento y el paso del tiempo vuelve a serenar esas palabras y los hechos y estas últimas se relacionan una vez más.

Consciente soy de mis palabras y hechos, consciente y realista de lo que escucho y noto, pero sé que soy la única, yo misma, que sé lo que digo y lo que hago. Los demás pueden decir y hacer lo que ellos quieran, cada uno es libre de hablar y actuar.