La admiración

 

¿Me admiras, te admiro, nos admiramos?

Puede que todo eso nos pase después de cinco meses. Admiramos del otro lo que nos da porque quizás nosotros carecemos de aquello que se nos ofrece.

Dicen que detrás de un hombre hay una gran mujer. No sé, no me gusta entrar en generalidades, tan sólo después de conocer a ambos se puede dar una opinión.

También dicen por ahí que detrás de una mujer hay un hombre que la admira, o no.

¿Y si es una mujer de escaparate la admira más?

¿Por qué habría que estar en un escaparate para ser admirada más? 

¿Acaso la que está a nuestro lado no nos satisface y tenemos que desviar la mirada hacia otra porque ésta nos despierta algo inexplicable?

Puede que la del escaparate no hable y sólo se exponga a las miradas ajenas. Puede que la hayan puesto ahí para despertar en los hombres un deseo diferente y en las mujeres un deseo de ser como ellas.

¿Puede que la del escaparate con vida sea así porque le gusta ser mirada?

¿Qué no tienen esas mujeres, que no son de escaparate de ninguna de las maneras, que ni hombres ni mujeres depositan sus ojos y sus miradas en ellas?

Algunos pensarían que nadie debería ser escaparate, o todos deberíamos exponernos en algún momento ante los ojos de alguien para no pasar desapercibidos y que nos admiren, aunque sea un momento.

¿Y cuando miramos el escaparate de una o de otra, hacia qué parte miramos, que despierta en nosotros, qué soñamos en hacer con ese maniquí viviente o no?

¿Hay fantasías no resueltas?

Escaparate o escaparte de la realidad para vivir una fantasía u otra vida, vivir otra vida paralela donde podamos ser mirados, mirar, admirar y ser admirados.

 

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