31 horas con José María
Cuando
uno quiere romper con lo que le hace daño no tiene porqué romper con todo y
menos con algunas cosas buenas, cosas personales que me hacen sacar lo que
llevo dentro y cosas que se refieren a mi estado de ánimo producto de mi
relación con alguien muy muy especial.
No
debería comportarme como una niña, niña consentida o no, malcriada o no,
querida más y menos y con un pasado que le ha marcado mucho.
No
debería dejar que mi yo irreflexivo dejara acampar y sembrar el campo que está
ahora cubierto de muchas amapolas, un campo que hemos sembrado y que ha ido
floreciendo día a día desde que estamos juntos. No debería hacerle caso a eso
otro yo que no piensa en lo positivo, en lo real y en lo presente.
Debería
hacer caso a mi corazón, soltarlo aunque no esté a tu lado, expresar lo que
lleva dentro aunque no te vea, no dejar que mi razón ocupe tanto espacio y
evite contarte lo que te quiero y te amo para no dañar a mi alma.
Eres
lo mejor de mi vida, mis hijas ocupan otra parte de ella, pero la diferencia es
que ellas harán su vida, dejarán de compartir sus días conmigo y sólo estaré
con ellas cuando me necesiten. Pero lo que marca la diferencia con ellas y
contigo es que yo quiero compartir mi vida contigo, verte mucho, no puede ser
como yo quisiera por los 148.5 km que nos separan, pero vivir a tu lado es lo
más, lo que más me hace feliz y mi deseo es hacerte feliz y ayudarte todos los
días me necesites o no.
Las
horas vuelan y el reloj se pone loco, yo creo que nos engaña el tiempo o quizás
nos hipnotizan porque no entiendo cómo puede
correr tanto, cómo puede ser que lo más simple sea lo más recordado por
lo que pesa el momento. Cómo puede ser que los besos no tengan fin y las ganas
menos, cómo puede mi cuerpo encajar con el tuyo, cómo no me canso de verte y tocarte y
acariciarte, cómo me haces sentir así y cómo puedo amarte como lo hago.
Pero
sí, es fácil la repuesta, para mí sí, no hay más sencillez que amarte, lo más
fácil que he hecho porque no me cuesta trabajo, el único trabajo es no poder
hacerlo todos los días.
Y
lloro, lloro y no debería, porque mi forma es así, porque no puedo dejar de
hacerlo, porque tengo que vivir sin hacerlo y sin sentirlo, porque aunque tú me digas que hablamos y nos sentimos
no es lo mismo. Debería haber aprendido ya, pero es que estoy tan a gusto a tu
lado que me cuesta separarme, como un niño pequeño que lo separan de su juguete
favorito. Pero tú no eres mi juguete, eres mi regalo, el mejor que me ha tocado
o el mejor que la vida me ha dado y no quiero perderlo, ni que se estropee, ni dejarlo. Necesito estar con él
porque con él me siento llena y juego con él y me escucha y me hace pasarlo muy
bien y me ayuda a ser mejor persona, a intentar ser feliz y a amar.
Amar
y quererte, verte, tocarte, acariciarte y escucharte, pasear a tu lado, vivir
experiencias nuevas, sentir la vida a tu lado, vivir la vida. Eso es lo que quiero.
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