Después de un lugar emblemático
Apenas un día o menos de la vuelta, apenas un día para que empiece oficialmente el verano, apenas nada de todo lo que puede cambiar la vida.
Los
sentimientos que se sienten en el cuerpo pueden cambiar según las
circunstancias, de los momentos que estemos pasando, de los lugares donde nos
encontremos y de lo que hayamos dejado recientemente.
Todo
en esta vida deja un reducto, queramos o no, nos acompaña el pasado, nos evoca
momentos vividos con alguien en concreto y lugares donde una fotografía, una
pose, un café o una cerveza, un paseo nos lleva a recordar que eso lo hemos
vivido anteriormente, pero en otro momento, cuando éramos más jóvenes y cuando
la vida era diferente. Pero está ahí. Todo, todo está en nuestro cerebro y él
solito hace una película de nuestra vida y nos la enfoca en secuencias
alteradas y desordenadas según estemos pasando en la actualidad por algo parecido.
El hecho de que ayer estuvieras regular físicamente y que tu mente se debilite en un momento concreto pone de manifiesto el autocontrol de la mente para expresar ciertos sentimientos. En momentos de debilidad nos hacemos vulnerables y dejamos escapar algo, queremos agarrarnos a algo, pero sólo en ese momento donde el cuerpo está algo más frágil.
Es
igual que cuando estamos enfermos de pequeños y nuestra madre se ocupa de
nosotros, nos dejamos hacer todo, sacamos nuestra parte sensible y mimosa. Cuando
somos jóvenes y nos vamos por temporadas largas ya sea de viaje o trabajo y nos
acordamos del cariño de nuestros padres y los echamos más en falta y afloran
con más facilidad los sentimientos.
En
todo momento de debilidad en nuestra vida no acordamos de los seres a los que
queremos, cuando estamos con ellos en la rutina no expresamos de la misma
manera.
Pero nunca has estado solo, has tenido la suerte de tener amor en tu vida, aunque anhelaras algo especial, te has rodeado de personas que te lo daban y te dejabas. Y expresabas el amor.
Este
momento que has tenido este fin de semana aclara ideas, pero ya has vuelto a tu
rutina de la vida y el que has sido siempre volvió a parecer.
Si algo me diferencia del resto, supongo, aunque no conozco cómo serán los demás, es que me doy cuenta de lo que dicen las personas y de lo que no dicen y de lo que dicen entre líneas. Y me puedo equivocar, sí.
Aunque no puedo olvidar tu pasado, me viene, no voy a pelearme con la mente porque si ella quiere sacar algo es porque quiere mostrarme algo, ¿no?
He
sentido dolor de ser la segunda en quien expresabas tus sentimientos en las
redes, algunas fotos se repetían y parecidos textos. Habitaciones de hotel
donde la anhelabas a tu lado y en tu cama, envuelta en las sábanas. En ese
momento de amor, no había cabida para lo que tú habías soñado.
No hubiese
cabido nadie más si lo hubieras expuesto públicamente, los dos.
Me
cuesta creer los sentimientos tuyos hacia mí, sí, me quieres, no lo dudo, pero
ese amor ya lo has sentido anteriormente. Por eso ese dolor de ver que conmigo
hacías lo mismo y me dices otra cosa.
Yo no
he sentido el amor con mi ex, aunque estuve 17 años, siempre esperaba un cambio
en su actitud y me daba una de cal y otra de arena. Pero sabía que tenía que
haber algo más puro, veía a las parejas más cercanas y no era lo que yo tenía.
No me puedes decir que yo sentí lo que tú, porque yo he mendigado cariño y amor
y no era sano.
No quiero mentiras, ni que nadie me exprese sentimientos de amor únicos cuando yo he visto que no lo son. No quiero fantasías, irrealidades cuando yo he vivido en mis propias fantasías y no han servido para nada, porque eso no te hace bien, a mí no, cuando la realidad es lo único que me mantiene a salvo de caer otra vez en la mentira y sentirme engañada. La realidad es la que me hace seguir en mi camino y no desviarme, la que me hace ver lo que otros quieren esconder y la que me hace ser consciente de mi propia vida, lo que tengo entre manos y lo que tengo que hacer.
La verdad y la realidad es la que nos hace enfrentarnos a todo y a ser valientes, la mentira debilita y es mala compañía.
No
quiero decir que me hayas mentido, quizás es que no quieres decir cosas para no
herir, o prefieres no decir para lo mismo.
Alimentar
al amor se hace todos los días, dicen, me lo tendré que creer.
No sé
qué palabras poner ni cómo llamar a esto que me dice que una parte cree y la
otra no.
Una
parte me dice que siga mi vida que los planes de futuro son una ilusión porque
la realidad es diferente. Y que no me lo crea todo.
¡El
amor!
No sé
el tiempo que necesito para borrar ese pensamiento mío que me dice que ya has
sentido y lo que me dices a mí, de ayudar, de que mis hijas también forman
parte o de que las quieres ayudar, muchas cosas son repetidas, ya ha pasado,
pero no se podían demostrar. Ese presentimiento es lo que tengo y ese
presentimiento es lo que siento.
¿La
distancia es un obstáculo?, no sé.
Llevo más cosas dentro, pero seguiré en otro momento, escritas como si hablara con un amigo.
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