La muerte
Hay momentos, y menos mal que no
son muchos, que me vienen los pensamientos de la muerte, pero no de mí, sino de
alguien muy cercano y me imagino lo que se siente. Pero es imposible sentir
algo que no es real, pero la imaginación se hace cargo del peso y de la
soledad, de la impotencia y del momento cuando ya no vas a volver a ver a esa
persona tan importante. Ese momento se siente, pesa el corazón si es que ha
quedado algún trozo que se pueda pesar y así saber la cantidad de dolor.
Y no nos educan para saberla
llevar, nos dan ánimos y besos, nos acompañan en los primeros momentos, pero
estos no duelen tanto como los siguientes, cuando el peso de los días se hace
irrespirable, cuando los recuerdos se agolpan y no los sostienes, se caen todos
esparcidos y las palabras que no se dijeron o las que se dijeron mal nos
golpean la mente.
Así es nuestra amiga que nos
espera y no sabemos cuándo, no estamos preparados y lo más gracioso es que
hacemos planes sin contar con ella. Ella es la que puede torcerlos o borrarlos
de un plumazo. Así es de imprevisible, así de caprichosa y nosotros pensando en
otra amiga.
Comentarios
Publicar un comentario