Me inspiras

 

Me inspiras a seguir la narración.

Fue tu paciencia, no meter prisa, todo estaba bien porque ya estábamos juntos. ¿Qué más daba llegar a una hora u a otra?

Darle importancia a lo que la tiene.

¿Pararse a comprar algo? ¿Detenerse en el camino? ¿Tráfico en la carretera? ¿Sitio donde aparcar? …

Nada es un problema, o puede que tú no quieres que sea un problema y lo enseñas así. Aprendemos al lado tuyo lo verdadero de la vida

Las horas en la playa, los baños de agua y sal, los paseos por la orilla de una playa natural y el sol y el viento rozando nuestra piel.

De vuelta, el sol tumbándose y la música acompañando en un momento de ensoñación, donde la mente se imagina, sueña que está lejos por caminos desérticos casi.

Anocheciendo en la cuidad, desnuda por el verano de agosto, alimentamos nuestros cuerpos de forma ahumada. Diferente, sin pena ni gloria.

Dispuestos a descansar nuestros cuerpos después del día no sin antes acariciándonos y dejándonos llevar con aviso y sin aviso.

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