Tardes de domingo
Las tardes de domingo en la ciudad desnuda por el Sol. Siestas interminables donde los cuerpos apenan pueden despegarse, donde las ganas de hacer algo no vienen y dónde una se deja acariciar por su amante, ese novio, marido, amigo, compañero, confidente. Donde en ese momento de trance los secretos más íntimos salen a la luz, donde se exponen hechos de una vida pasada que nadie conocía. Y así, abandonándonos a la sinceridad una claridad se agolpa y ya cabalga en nuestro cuerpo y en nuestra mente. Hay una nueva conexión, un nuevo lazo de unión de dos cuerpos cuando apenas llevan ocho meses de conocimiento mutuo.
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