Los silencios

Sonidos que no se escuchan, pero que están ahí, ¿los oyes?; no, hay mucho ruido alrededor de nuestras vidas.

Tienes que pararte y en mitad de la noche, cuando todo el mundo duerme, o la mayoría, no son tantos; aparecen esos sonidos tan temerosos para algunos y tan cercanos para otros.

Hay algunos de esos sonidos que nos ensordecen, pero no son ellos, sino nuestra mente, la inconsciente, la que no tiene lógica ni razón, ella es la que sale para dejarnos sin oír al verdadero sonido.

El silencio, ese que busco, el que necesito conscientemente y al que mi inconsciencia le hace falta. El otro, el que me espanta. ¿Cómo luchar con los dos? Ahora es más fácil. Ahora se despeja la duda y aunque los dos quieran pelear en la misma batalla sólo hay cabida para uno.

Sólo quiero el silencio ansiado para hacer de mi mente y de mi cuerpo un remanso donde pueda encontrar mis sueños, caminar de la mano en paz y saborear el amor en su máximo esplendor.

Oler el silencio y sentirlo y que te acaricie pero no el que te desploma y te hunde, sino el silencio que a veces siento y me encanta porque oigo el sonido de la vida.

Descubrir el silencio, los silencios y ser consciente. Mi pasado, mi presente, entender. Poder darle nombre a algo que no sabías, aprender a funcionar de otra manera, sacar lo que representa ese silencio es encontrar un poco de luz.

Y otra vez tenías que ser tú, ese hueso duro, pero en apariencia, el que ha hecho otro requiebro en mi vida, el que me ha despejado otra duda, el que me ha hecho ver algo de luz. Eres único. Para mí sí.

Si, el amor te engrandece y engrandeces al que amas.

En mi silencio, en el bueno, en el que puedo compartir contigo, sin tocarnos, ese es el que quiero pero si nos tocamos y nos miramos mejor estamos.

En mi silencio estás, ahora estás bien, has mejorado. Podría aguantar muchos silencios contigo. 

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