Tal día como hoy

Tal día como hoy la cultura de mi país, de mi ciudad, sigue su curso. Por donde voy me encuentro flores, personas camino del cementerio, más policías que otro día cualquiera, desde primera hora, para poner orden en una ciudad donde todos los habitantes duermen el sueño eterno. Los hay de corazón, aunque creo que estos eligen otros días solitarios para reencontrarse con sus familiares de antes con plena conciencia, sin prisas, empujones, murmullos, risas o palabras demasiado altas para tal lugar. Otros van por costumbre a ponerles flores, pero quizás no estén a gusto, quizás hayan tenido alguna palabra que otra con el pariente de turno y ya ennegrece el momento. Los hay que van por ir, se dejan llevar, sin sentir y pensando que vaya historia ésta que tenemos.

Muchos ni nos asomamos. Los muertos se velan en el corazón y en los recuerdos. Llevar flores de amor con los que hay cerca supondría un gesto del buen hacer que ha hecho el que está enterrado. Ser buena persona y hacer feliz a los demás. No enfadarse por nada, no ser vanidoso ni rencoroso. No odiar ni hacer el mal en el otro.
Como dice mi maestro: amar y si te aman ¿qué más propósito en esta vida? Ayudar a los que lo necesitan y disfrutar de las pequeñas cosas cotidianas que son las que nos llenan. Así cuando llegue este día, nos recuerden con amor, que las flores las depositen en sus casas y brinden por la salud. A nuestros muertos mejor honrarlos desde el interior.

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