El retorno
De todo se vuelve pero hacia algunos sitios vamos y nos quedamos.
¿Un consejo? Ninguno.
Dejarse llevar por el instinto, el sentimiento, el recuerdo, la nostalgia, las
risas, las caricias, las palabras, los gestos, lo que vemos de las personas,
¿De quién? ¿Sinceramente? De todos aquellos que entraron en nuestra vida en un
momento, los que salieron porque si, los que te dejaron y los que se quedaron y
todavía están.
Retornar a la vida desde todos los ángulos, porque se renace después de cualquier
tormenta, porque hay que hacerlo forzosamente y porque alguien nos empuja.
Ahora el retorno se mira con los ojos de ayer, de un recuerdo ya pasado,
esperándonos sentado a que veamos que el seguir es necesario.
Queda la vida paralela, la que se cree pero no se cree porque es la dulce, la
amigable y la amorosa, donde sólo hay felicidad y totalidad plena.
Subir a lo alto de la escalera y ver el horizonte limpio, el mar en calma, el
sonido del viento y una gaviota.
La vida me deja saborear ese momento sólo un segundo, veo lo que hay al otro
lado, pero me da un golpe en el hombro, me giro, la veo, la miro a la cara con
desgana; me dice: es hora de bajar, esto solo dura unos minutos. La vida es
otra, también ésta, pero la otra es la verdadera, tu realidad.
Me dice que sabe que soy soñadora, pero no es tan bueno, me hace sufrir y no lo
control aún.
Mi buena amiga, la vida, me dice que retorne, que me esperan, hay otro lugar
donde hago falta.
Sinceramente, no sé si volveré, hay recuerdos tan cargados que el retorno
duele.
Hay un paraíso, un placer en la vida y es sentirla en el vacío de lo material.
Retornar a lo esencial, a lo que da plenitud al círculo vital.
Volver para empezar es imposible.
Recuerdos que golpean y te devuelven.
Otros han ocupado tu lugar, asimilar el lugar, lo que tiene el momento, lo que
has perdido, lo que ya no volverá.
Creer en el retorno, querer retornar.
Otros volverán y otros quedarán.
Hacerse fuerte y no esperar que en el retorno todo volverá a ser igual.
Nada es lo mismo y nada será igual.
La vida nos enseña a que todo vuelve a empezar, acabar lo que se dejó a medias,
concluir lo que tuvo que ser así, seguir con lo que va bien, retornar lo que
puedo continuar, no poner fin porque si, sin un buen y amigable fin.
Volver, ¿retornar?
¿Si alguien quisiera o pudiera, volvería a empezar lo que terminó mal sabiendo
lo que se sabe ya?, ¿aquello que se dejó mal, aquello que se terminó porque en
el camino mucho se perdió?
Imposible retornar.
Queda un puede que ahora pueda retornar.
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