La Navidad que viene

 

El ambiente está cargado, algunos llevan la ilusión, la esperanza, las ganas del encuentro y las horas de celebración; otros, sin embargo, aunque en otros momentos renegaron se agarrarían al último eslabón si pudieran, recorrerían la cadena entera y volverían a soñar de nuevo despiertos. Pero puede que la mayoría se deje llevar por el brillo, algunos quedarán ciegos y otros preferirán no abrir los ojos hasta que el día 8, después de esta borrachera continua, nos haga empezar a subir la cuesta. 

Abundan las palabras y escritos en estos días, habitual se hace el decir unas cuantas frases, golpear la espalda a quien en otros tiempos ni se nos hubiese pasado por la cabeza, un apretón de manos para los serios y formales y un abrazo sentido para los cercanos. 

¿Qué harán los enamorados en estos tiempos donde tanto acercamiento hay? ¿Se repartirán los besos, los acercamientos, se querrán más y darán más expresividad a los sentimientos? ¿Serán más felices por la envoltura que los rodea? ¿O se hará realidad el sueño soñado desde la adolescencia y que nunca se hizo realidad? Puede que vengan días de todo.

Quién sabe lo que traen estos días. Lo mejor, vivirlos como si fueran normales, añadir purpurina a esos momentos, emborracharnos de la luz de la calle y si nos nace abrazar y besar. Reír hasta llorar, que los días pasan y todo vuelve a empezar. Ser sinceros con nosotros mismos y no cometer excesos si no…

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