Los silencios

 

Dejarlo que se acople de nuevo al cuerpo y se extienda como una mancha de aceite, impregnado las pequeñas superficies sin querer en cierto sentido que se vaya. ¿Que por qué? Pues porque añade una parte buena a mi vida, enseña su lado, ese del que huyen muchos, emprender la vida en solitario, no esperar nada de la vida, de las personas… dejar que las cosas fluyan y no forzar. 

Si el silencio crece es porque hay desilusión, de ver que siguen sucediendo hechos, de ver que por mucho que haga, que diga, que haya hecho o dejado de hacer hay una decepción. hijos/as, padres, amigos, parejas, compañeros… el ser humano. 

Yo como parte de esta sociedad, siendo ser humana que soy, tengo que ser así, decepciono, la mayoría sin ser consciente, porque cometemos errores, pero cuando siempre la flecha viene dirigida a mí, ya no puedo más. Las flechas siguen apuntando en mi dirección, los otros se lavan las manos y no se acercan ni ponen en duda su acción ni sus palabras.

Pero duele que yo tenga que cargar con la culpa o la responsabilidad de los hechos entre todos, porque explique mis razones, porque sea justa con los injustos y maltratadores. 

Mi silencio, ese que me ha acompañado, porque me lo hicieron a mí, y tuve que vivir con él y salir a flote, a construir mi vida, mi espacio, mi tiempo. Todo eso cobra hoy su espacio, porque aprendí y de él me hice mi vida, a conseguir mi libertad e independencia para hacer lo que quería. Es verdad que a veces sin querer, sin querer la soledad y el silencio, pero otras deseada porque me daba margen a distanciarme y ver cómo era yo y mi vida alrededor, cómo eran las personas y cómo se portaban conmigo. 

Bueno y malo, como todo en la vida. 

No puedo vencerlo de repente, tiene que tener su tiempo y luego volver a soltarlo, pero siempre deja huella de que me hago más desconfiada en el ser humano. Los demás también puede que conmigo.

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