Buenos días amor
Espero que hayas
descansado como un rey y que tus sueños hayan sido tranquilos.
Esta noche he dormido
acompañada, ¿sabes?
Apenas dejar de hablar
y de reír el sueño vino, la persona que tenía al lado calentó mi cuerpo y
caldeó mi mente, serenó mi ánimo y dio quietud al momento.
Ahora, cuando la
madrugada se va para empezar de nuevo otro día, saboreo el café en su cocina
mientras él apura los últimos sueños, esos de los que luego puede que se
acuerde.
¿Sabes? Es una persona
muy especial, tanto, que a veces me da miedo, no por nada malo, sino miedo y
dudas por cómo es y cómo soy yo. A su lado me veo una mujer con sus complejos
de inferioridad, callada en muchas ocasiones, sin saber lo que decir y tampoco
me gusta ser monotemática.
Lo miro a él y me veo
caminando a su lado, él, sabiduría y buen estar, con la mente calmada y viendo
los días sin pensar como lo hago yo.
Pero no quiero pensar,
ni en el pasado ni en el futuro, el que se le aproxima. Porque no se sabe.
Alzará el vuelo y volará, recorrerá mundo, así es, su vida cambiará y el mío
seguirá como hasta ahora. Es difícil acompasarlos los dos.
Ya de regreso, sí,
eres muy importante. La pieza que faltaba en mi vida.
Parece que escribo a
ratos, cuando tengo otro de tantos y en circunstancias y lugares
distintos.
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