Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2022

El invierno

  El invierno… que se avecina dejando la piel más fría y encogida. Se quedaron las ropas vaporosas y las chaquetas de entretiempo en el armario. Otras noches, las calurosas, fueron las que hicieron que los cuerpos se extendieran, se separaran unos de otros para dejar que la poca brisa que entraba por las ventanas, abiertas de par en par, nos refrescaran. Lejos quedan esos baños en agua dulce o salada para quitar las gotas de sudor tras algún esfuerzo. Entonces, ahora viene el cerrar de puertas, cobijarnos en nuestras guaridas y dejar que el agua caliente o el ser amado, aquel que lo tenga, nos caliente. Cobrar sentido al formar con los cuerpos esas figuras geométricas apenas irreconocibles en otra época del año. Nostalgia viene de no poder saborear más el frío paseando de la mano y con la cara helada. No poder compartir más momentos que dejan marca y sentir que los días pasan, los años se van notando y la vida se pierde. No poder abrazar y sentirte, aceptar cada vez más que la vida...

Cuando el tiempo pasa

A veces no nos damos cuenta de lo rápido que va, los momentos presentes son los que nos avisan si el reloj marca los segundos en su segundo, o puede que el segundero se salte alguno, como el corazón caprichoso que se acelera o se frena con su latir o se salte alguno si encuentra motivo por ello. Mi tiempo va loco, a veces corre que se las pela, o no lo siento o se detiene o enlentece. 11 meses han pasado, ha corrido nuestro reloj, el mío en unos momentos galopaba, sobre todo cuando te veía; en otros era lento y me pesaba, 147 km nos separaba. Ahora parece que ha encontrado un ritmo acompasado, no es que se haya estropeado el contador del tiempo, es que el tiempo se ha hecho amigo y nos vamos entendiendo. Quererte no me costó y casarme en la intimidad tampoco. Pasear contigo de la mano y ver pasar el tiempo es un lujo al alcance de muy pocos. Como aprendiz, a tu lado, he aprendido a detener el segundero de mi tiempo para que se haga amigo del tuyo, aunque como más joven que es d...

Tal día como hoy

Tal día como hoy la cultura de mi país, de mi ciudad, sigue su curso.  Por donde voy me encuentro flores, personas camino del cementerio, más policías que otro día cualquiera, desde primera hora, para poner orden en una ciudad donde todos los habitantes duermen el sueño eterno. Los hay de corazón, aunque creo que estos eligen otros días solitarios para reencontrarse con sus familiares de antes con plena conciencia, sin prisas, empujones, murmullos, risas o palabras demasiado altas para tal lugar. Otros van por costumbre a ponerles flores, pero quizás no estén a gusto, quizás hayan tenido alguna palabra que otra con el pariente de turno y ya ennegrece el momento. Los hay que van por ir, se dejan llevar, sin sentir y pensando que vaya historia ésta que tenemos. Muchos ni nos asomamos. Los muertos se velan en el corazón y en los recuerdos. Llevar flores de amor con los que hay cerca supondría un gesto del buen hacer que ha hecho el que está enterrado. Ser buena persona y hacer feliz a...