Cartas a José María

  Escribir… siempre lo hago, si estoy bien como si estoy mal. Ahora todos ellos te los dedico a ti, la mayoría expresan mis sentimientos, lo que me has hecho y me haces y cuando no es así algo se relaciona con nosotros.  No sé si podré expresar lo que me pasa. Cuando estoy contigo te miro y es admiración, de verte a mi lado, en mi casa, con mi gente, en la calle haciendo lo que sea, en tu ciudad y con los tuyos. Es admiración y orgullo porque, aunque te lo haya dicho, es así. Sabiendo cómo soy, siempre he pensado que nadie iba a querer estar conmigo durante algún tiempo. Puede y en parte es así, que no me valoro. Siempre he pensado que se iban a aburrir conmigo por ser callada, por estar solo conmigo porque no tengo muchas amistades.  A veces puedo pensarlo cuando estamos callados, no siempre. Sí, no hay que vivir con miedo. Pero siempre me ha pasado que cuando he estado feliz, cuando he sentido que todo estaba en orden, todo se desmoronaba. Tenerte a mi lado es un ...

  No hicieron falta muchos años, ni meses, tan sólo unos días de contacto y otros tanto de hablarnos para saber que eras el hombre con el que quería seguir y además matrimoniarme a ti. Sólo tú y yo, en un banco de una iglesia solitaria, sin nadie más, en un pueblo que nos vio pasear, allí sentí lo que sentí, lo que seguiría pensando y sigo haciéndolo cuando estoy pegada a ti.  Felicidades amore, por este día y por todos los que llevo a tu lado.

  Seres extraordinarios y extraños son los que habitan el planeta. Seres sintientes dejando l mente tranquila, seres animados e inanimados, que palpitan y otros que hacen que l vida sea sencilla. Habitantes del planeta, jugando a vivir, o llevados por ella. Los seres que somos, cómo nacemos y como nos formamos, aprendemos entre nosotros, usamos la palabra para entender y desatender, hacer oídos sordos cuando el sonido que nos llega no es el que queremos, el que esperamos o por si acaso lo ignoramos. Cada ser, único, parecidos, semejantes, asemejamos y juntamos nuestro cuerpo y nuestra mente con los que nos complementan para casi formar un ser más parecido, más completo. Anexionarnos es la palabra, cuando se puede, cuando nos dejan. Y en este juego de palabras, de seres, de conexión y de separación estás tú. Brillar con luz propia por ser un ser habitado contigo mismo, jugando con las palabras, los sentidos y sentimientos. Anexionándote con semejantes pero no iguales para seguir dan...

  Buenos días esposo, posar mi cuerpo en tu morada azarosa esta mañana, oliendo tu cuerpo y pegado el mío al tuyo es lo que espero, mientras tanto aquí me encuentro, en esta posada mía, parece que fría está la mañana y donde algún silbido del viento oigo a través de mis ventanas. Así me recuerda que los mayores fríos de invierno vienen a nuestro encuentro. Más frio hace en tu tierra, allí y aquí me llenas los poros de sabor manchego, haciéndome que quiera conocer esas tierras donde has pisado antes y conocer los lugares donde tú depositaste tus andares y saber de tus manos y de tu boca, de donde salen palabras que encumbran tu obra, que no es otra sino la de dar amor a todas horas.

  En esta mañana que parece que no es tan fría como las que se avecinan imagino tu cuerpo enredado entre los últimos sueños, aquellos que nos despiertan y a veces recordamos, a veces sin sentido; aunque hurgando sacaríamos el significado, otras veces curioso y algunos con sabor para volver a soñar con ellos. Enredado también con las sábanas y las mantas calentando tu cuerpo, así imagino tu cara, con los ojos cerrados, la mente tranquila y en ella acechando los primeros pensamientos del día. Así te imagino, entonces me acercaría, te daría millones de besos y te diría: buenos días marido, ¿descansó tu cuerpo de tan largo y trabajoso día de ayer?, donde tu cara y tus ojos reflejaban el largo día sin descanso.

Pues eso no es propio de ti, hay veces que se quiere querer más pero no sale, o se quiere algo y no puede ser. Hay que aceptar lo que sentimos y lo que queremos. ¿No es así lo que proclamas? Lo que sentimos tiene una medida subjetiva, cada uno la mide con una escala diferente, en el amor no debería haber escalas tan solo una escalera para subir a lo más alto y desde allí proclamar a los cuatro vientos lo que llevamos dentro. Pero siempre medimos lo que el otro nos da sin darnos cuenta de lo que damos en general. No sé si el amor crece sin medida y sin límites, pero es verdad que hay que alimentarlo, no dejarlo ni soltarlo, sino cuidarlo si quieres que dure. Todo en la vida se desgasta, lo material e inmaterial, lijar asperezas, embadurnarlo, añadir capa de pintura y tapar raspaduras para poder seguir. Se nos olvida, pensamos en nosotros, lo que queremos y deseamos sin pensar en el que está al lado.  Cada relación, dicho por ti, aporta algo, nos enriquece y nos pesa en ocasio...

  Eres un hombre pausado, calmado y templado, frío en apariencia y con el corazón cálido, calientas el ánimo de aquel que se te arrima, lo envuelves con tu halo misterioso, romántico y con ese sonido de tu voz embriagador que ya es imposible separarse. Embriagas, emborrachas, calmas y apaciguas, hasta al más salvaje de los animales. Bueno que sí, que te quiero y eso me haces cuando me acerco a ti .

  Dejarlo que se acople de nuevo al cuerpo y se extienda como una mancha de aceite, impregnado las pequeñas superficies sin querer en cierto sentido que se vaya. ¿Que por qué? Pues porque añade una parte buena a mi vida, enseña su lado, ese del que huyen muchos, emprender la vida en solitario, no esperar nada de la vida, de las personas… dejar que las cosas fluyan y no forzar.  Si el silencio crece es porque hay desilusión, de ver que siguen sucediendo hechos, de ver que por mucho que haga, que diga, que haya hecho o dejado de hacer hay una decepción. hijos/as, padres, amigos, parejas, compañeros… el ser humano.  Yo como parte de esta sociedad, siendo ser humana que soy, tengo que ser así, decepciono, la mayoría sin ser consciente, porque cometemos errores, pero cuando siempre la flecha viene dirigida a mí, ya no puedo más. Las flechas siguen apuntando en mi dirección, los otros se lavan las manos y no se acercan ni ponen en duda su acción ni sus palabras. Pero duel...

  Buenos días de nuevo, marido, novio, amigo. Tengo que ir al fotograma para recordar tu cara y ponerle rostro a ese hombre que me habla cariñosamente, jocosamente, con su humor especial y diferente, sereno y serio cuando la situación lo requiere y sin subir ni bajar el tono, rítmico y acompasado siempre con la situación que se lleva entre manos; para recordar la cara de la persona que me escribe cosas de amor, de la vida y de las situaciones, de lo que hace y deshace, de su vida y de la mía. Eso es lo que tengo que hacer, porque, a veces, parece que hay varios Jose María, depende del momento y de la hora del día en la que se encuentra. Eres un enigma descifrable para mí, aunque a veces me cueste, pero me lo pones fácil. Te quiero amor .

  El primer encuentro después de chatearnos, el primer beso pedido, el primer café cogidos de la mano, el primer paseo por los campos al lado del rio, la primera cerveza, la primera comida, las primeras lágrimas de ver que se acercaba el fin de un día y el comienzo de una historia. Así un año contigo, junto a ti cuando se ha podido y hablando en la distancia en el resto de momentos. Mis pequeños enfados aclarados por tu manera de ser, por tu forma de escuchar, por lo que me haces sentir. Cuando estoy a tu lado me atraes, tienes un imán poderoso que se mete por todos los poros de mi cuerpo, atrapa las células, las embriaga y andan locas y espitosas que no encuentran tranquilidad. No sé cómo decirte lo que me produces. ¿Es amor? No lo puedo comparar con nada. Eres la excepción de la regla, de mi órbita. Echaste polvos mágicos, todas tus herramientas en esta mente y cuerpo, me atrapaste sin cadenas, para sentirme libre y salvaje como a mí me gusta. Eres todo, contigo estoy feliz. Vert...

  Claro, yo te veo y ahora que no me lees yo me digo: él no se ve guapo, yo no me veo tan guapa cómo tú me dices, pero al volver a mirarte, así vestido, solo puedo decirte que me gusta estar contigo, caminar a tu lado, cogerte de la mano y perderme en tus huecos, besarte y saber cómo hueles. Han pasado muchos días, ya no me vale verte unas horas, necesito pegarme a ti y volver a sentir lo que siento cuando estás pegado a mí.

  Como aguas bravas que encuentran ese curso que las amansan. Como ese vendaval que con el paso de las horas es como si no hubiese pasado nada. Como cualquier pelea de enamorados que hace que el encuentro sea apasionado y de esas bocas salgan elogios, perdones, promesas y fuera rencores. Desde que apareciste agarraste mi timón, ya tenías aires de marinero y me dejé llevar por tus ríos mares y océanos. Paramos en algunos puertos y así tomar tierra, llenar de víveres a los otros tripulantes que nos rodean y dispuestos a surcar esos mares, los que nos quedan, los que nos dejan. Alimentarnos con el sol y las mareas, llenarnos de besos alimentando el alma. Dejarnos llevar por esa brisa del amor que, aunque tarde, y por el que algunos puertos ya no pasamos, echar el ancla en los que nos hagan hinchar el pecho, respirar hondo y sentir al amor verdadero. Así es como yo te siento