Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2022

El paso del tiempo

A veces no somos conscientes de él, no nos paramos a ver cómo los segundos avanzan sin detenerse, siempre pensando en el minuto siguiente y no en el actual, pensando en la siguiente hora, día, semana y los más atrevidos planeando sobre futuros inciertos.  Sólo hay que parar el movimiento del cuerpo para sentir el paso del tiempo.  Siento los días pasados, los meses. Siento lo que sentí, las risas y lágrimas con sus alegrías y despedidas.  Siento la felicidad que me han dado y he intentado devolver y el daño que he cometido, seguro que sin intención. Siento que los años han pasado y que los minutos desde que empecé a escribir esto ya no están, cayeron al pozo de los segundos, al vacío de los minutos olvidados. Porque es imposible contarlos todos y acordarse de la mayoría de ellos. Muchos segundos y minutos desde las fechas señaladas, desde los momentos entrañables e inolvidables. Menos mal que tenemos las fotos para congelar esos, puede que los mejores, para que ...

La muerte

  Hay momentos, y menos mal que no son muchos, que me vienen los pensamientos de la muerte, pero no de mí, sino de alguien muy cercano y me imagino lo que se siente. Pero es imposible sentir algo que no es real, pero la imaginación se hace cargo del peso y de la soledad, de la impotencia y del momento cuando ya no vas a volver a ver a esa persona tan importante. Ese momento se siente, pesa el corazón si es que ha quedado algún trozo que se pueda pesar y así saber la cantidad de dolor. Y no nos educan para saberla llevar, nos dan ánimos y besos, nos acompañan en los primeros momentos, pero estos no duelen tanto como los siguientes, cuando el peso de los días se hace irrespirable, cuando los recuerdos se agolpan y no los sostienes, se caen todos esparcidos y las palabras que no se dijeron o las que se dijeron mal nos golpean la mente. Así es nuestra amiga que nos espera y no sabemos cuándo, no estamos preparados y lo más gracioso es que hacemos planes sin contar con ella. Ella es...

El reencuentro

  El reencuentro: 23 horas juntos. El día es muy largo, sí, depende de lo que hagamos y de con quién. Pero al final de esas horas el sabor de boca puede ser tan bueno que es como si hubiera sido un suspiro. El tiempo pasa y se quedan los besos, no sé el número, quizás ni hayamos recuperado los de todos los días pasados; ni las caricias ni los abrazos. Quedan esas palabras dichas de frente, aclaraciones, afirmaciones, por primera, segunda vez y las veces que hagan falta. Enredadas las piernas y miradas de cara y cuerpo, dejaban los amantes besos por todos sitios. Sueños rotos para seguir la rutina, esa que dejaron aparcada para el largo viaje insular y al Norte. Y seguirán los encuentros por la orilla del Segura o por tierras manchegas, incluso con alguna rama de azahar pasarán largas horas con sus noches incluidas para que el aroma no deje huella de lo que han vivido.

Tardes de domingo

  Las tardes de domingo en la ciudad desnuda por el Sol.  Siestas interminables donde los cuerpos apenan pueden despegarse, donde las ganas de hacer algo no vienen y dónde una se deja acariciar por su amante, ese novio, marido, amigo, compañero, confidente. Donde en ese momento de trance los secretos más íntimos salen a la luz, donde se exponen hechos de una vida pasada que nadie conocía. Y así, abandonándonos a la sinceridad una claridad se agolpa y ya cabalga en nuestro cuerpo y en nuestra mente. Hay una nueva conexión, un nuevo lazo de unión de dos cuerpos cuando apenas llevan ocho meses de conocimiento mutuo.

Horas antes

  Apenas horas antes de dejar esta isla y de pasar en ella dos semanas siempre quedará en la memoria los momentos vividos con mis dos hijas. Ha sido la primera vez que las tres nos embarcábamos en esta aventura veraniega. Desde que ellas nacieron siempre hemos estado acompañadas por alguien familiar y en nuestra región y el hacer esto fue porque quise que vivieran otros momentos, vieran otros lugares y estar solas para redescubrirnos o reencontrarnos. Siempre les quedará en la memoria, aunque no haya sido como esperaban los lugares recorridos, sus gentes y las vivencias únicas entre nosotras. Esto en el mismo lugar que otros años no hubiese ocurrido. Así que ya veremos el año próximo, cómo estamos y cuáles son las opciones y posibilidades tenemos.

Reflexiones del último día

  Hoy he empezado antes a emborrachar mi mente y mis ojos. La lucidez abre los sentidos y los sentimientos. Dejo que entren ideas, situaciones que podrían ocurrirme aquí, en la isla. Pienso en si teniéndote aquí, en este espacio reducido, podría vivir lo que me queda de vida, pasarme la vida mirando por un lado al mar y por otro sintiéndote a mi lado. Y todo se puede llevar así. Entonces pienso en el amor, los diferentes amores que hay en una vida y como cada uno ocupa un hueco. Los hijos. Amor incondicional si ellos no te maltratan, darles todo lo que uno tiene para la felicidad de ellos, pero ellos sólo quieren amor, cariño y estar ahí. Lo material desaparece con los años. ¿Es el amor más puro? ¿El que colma todos tus sentimientos y sentidos? ¿Cuándo lo tienes acaso es que se echa en falta otro? ¿El sentimental?   ¿El que te arropa y te calienta? ¿El que cobija? ¿El que te seca las lágrimas? ¿El que te anima y da consuelo? ¿El que te acompaña siempre? ¿A ese se le puede ...

Y sí existe la soledad

  Estando de verdad, aunque te acompañen físicamente, aunque te digan o no, hay un sentimiento de soledad que en algunas personas es latente. Nacen con ella, aprenden a vivir con ella, se apañan con ella y hacen de ella su compañera. Porque a lo mejor la vida te ha hecho darte cuenta de que sí existe, que cuando necesitas algo o a alguien, no aparece o no te entiende. Porque es difícil expresar esa soledad. Porque te tachan de negativa por sentirla sin motivo. No todos tenemos la misma sensibilidad para darnos cuenta de esa soledad que puede llevar el que está a nuestro lado. Sólo somos conscientes cuando algo parecido nos ocurre, cuando tenemos empatía y nos ponemos en el lugar del otro, Cuando intentamos sentir lo que el otro puede sentir, cuando te dicen algo que te hace pensar, cuando sientes que tu vida se distancia de la rutina y nos vemos a nosotros mismos, vemos otra realidad de nuestra vida, entonces la conocemos. Pero cuando estamos metidos en la vorágine del día a día, r...

Mirando al mar

  Mirando al mar hoy, con más oleaje y mirando como los surfistas juegan con ellas, mi mente se imagina que la vida es una ola y vamos surfeando las situaciones. El equilibrio es imprescindible, sacar fuerzas físicas y mentalmente preparados para subir a la tabla por muchas veces que te caigas. Así tenemos que seguir, todos los días, surfear la vida. Yo prefiero estar contigo en la cresta de la ola, es emocionante, aunque a veces la bajo antes que tú, tu equilibrio es más constante, has tomado muchas clases ya y tu práctica ha sido muy constructiva. Te quiero marido. Me tienes que dar más clases de esas.

Sube la marea

  Sube la marea y con ella algunos peces se quedan atrapados sirviendo de comida a las gaviotas. Estas ávidas no pierden el tiempo en rescatar lo último que queda con apenas vida y aquí viendo como el agua sube y baja utilizo el balcón como un confesionario, con cerveza en mano y disfrutando de una de las cosas que más me gusta. El Mar. Nunca para, en continuo movimiento a todas horas, aquí, marcando más su ritmo. Pero mis emociones no lo siguen, lo comparte y lo entiende. Porque mis mareas no bajan, aquí no. Mirándolo me acuerdo de las personas que están en mi vida y saben que este trocito es un paraíso, el único que nos llevamos y más cuando compartimos los mismos gustos. Porque el Mar es lo que entendemos y respetamos. Nunca nos cansamos de mirarlo y a él siempre queremos volver. Porque muchas veces, no sé lo que es sentir. No se siente a todas horas ni los mismos días, pero sólo siento que me cargo de energía y que sólo soy yo cuando rozo el mar, me baño en él y me calienta...

Nada es igual

  Nada es igual ni somos iguales conforme los días pasan. Pensamos que las cosas serán de una forma y que nosotros estaremos de otra, pero algo se transforma. Es que vamos evolucionando, creciendo en todos los aspectos. Y quizás en los viajes es cuando más lo hacemos. Nos acordamos de situaciones, de personas, las que se han ido por cuestiones de la vida y otras porque lo elegimos así en su día o también porque otras nos echaron. La cuestión es que nos acordamos. Puede que hagamos un esfuerzo en recordar a las últimas para que no se borren ya que las nuevas experiencias nos van poniendo velos uno encima de otro y queremos disfrutar y cargarnos de todo que la memoria que era reciente hace algunos días se va haciendo intermedia y ya no nos acordamos tanto. Nos hacemos mayores y sólo queda la inmediata, a penas breve y la tardía con muchos detalles. Y si, mirando cada uno en su escaparate hacemos balance y sacamos conclusiones, pensamos en nuestra vida presente y puede que seamo...

Los viajes

  En la sala de espera de los aeropuertos, donde cada uno lleva un camino es aquí donde nos juntamos para emprender el mismo vuelo. Las intenciones diferentes o parecidas son las que nos llevan a reunirnos. Si pasa mucho tiempo el que tenemos que esperar, entonces, empezamos algunos a mirar a los compañeros de vuelo, a imaginar historias y esperar, a pasear por los largos pasillos y al final a familiarizarnos con las mismas caras. Las despedidas en los viajes hay de tantas clases como sentimientos llevamos, un adiós corto, una hasta luego, un hasta siempre, un pásatelo pipa y un te quiero y no te olvido. Un te echo de menos y un enseguida te veo. Hay viajes necesarios para que las personas se unan, compartir experiencias que de otro modo no ocurrirían, y vivir momentos de risa de los que te acuerdas toda tu vida. Así quiero que pase, sobre todo con una persona. Con las que estoy ahora muy a gusto estoy, alguna palabra y risa ya ha salido. Pero tenerte a mi lado sería lo que c...

Una sensación extraña

  Es una sensación extraña. Siempre es así. Cuando tu vida deja la rutina, lo cotidiano, pero no ordinario, y te embarcas en nuevas aventuras, vivencias. Donde compartir algo vulgar, por el hecho de repetirse, pero no por carecer de valor, adquiere otra dimensión, otra forma, sensación y encanto. Donde el lugar que no deja huella, ésta queda para siempre. Donde las pequeñas cosas se hacen grandes y los sueños se hacen o se acercan a la realidad. La vida cambia en cuestión de momentos, unos acertados, otros no, pero enseñan. Los recuerdos de un pasado reciente, tan reciente, que aún se hacen tangibles los últimos coletazos, caricias, miradas y besos. Y envueltos de nuevo en nuestras obligaciones laborales, de madre, padre, hija, amigo, amiga, compañera… donde parece que no ha pasado nada, sólo nuestra mente es la que lleva la mayor carga, el corazón tocado. Me refugio en mí, mi interior es el que me hace digerir lo vivido, me hace pensar en los sentimientos, por qué siento y cómo lo...

Me inspiras

  Me inspiras a seguir la narración. Fue tu paciencia, no meter prisa, todo estaba bien porque ya estábamos juntos. ¿Qué más daba llegar a una hora u a otra? Darle importancia a lo que la tiene. ¿Pararse a comprar algo? ¿Detenerse en el camino? ¿Tráfico en la carretera? ¿Sitio donde aparcar? … Nada es un problema, o puede que tú no quieres que sea un problema y lo enseñas así. Aprendemos al lado tuyo lo verdadero de la vida Las horas en la playa, los baños de agua y sal, los paseos por la orilla de una playa natural y el sol y el viento rozando nuestra piel. De vuelta, el sol tumbándose y la música acompañando en un momento de ensoñación, donde la mente se imagina, sueña que está lejos por caminos desérticos casi. Anocheciendo en la cuidad, desnuda por el verano de agosto, alimentamos nuestros cuerpos de forma ahumada. Diferente, sin pena ni gloria. Dispuestos a descansar nuestros cuerpos después del día no sin antes acariciándonos y dejándonos llevar con aviso y si...

VIDA

  La palabra VIDA sale de mi boca todos los días y varias veces. ¿Puede ser porque la sienta? Hay momentos, cuando mi estado de ánimo no es bueno, que no la siento como algo positivo, cuando la solución de problemas y el salto de obstáculos se hace duro o mi cuerpo no responde con la misma fuerza. Hay otras veces donde sin ser extremadamente positiva o alegre, recorro los minutos y voy siendo consciente del momento y de ir caminando con lo puesto, sin agobiarme o por lo menos eso quiero. Y otras donde soy más consciente de todo, de lo que tengo, de lo que he pasado en mi pasado lejano y reciente y de mi previsible futuro. Puede que, aunque vea ahora que he tenido momentos duros, también sé que los peores están por llegar y sólo quiero tener fuerza para cuando eso pase encontrarme algo más fortalecida, serena y paciente, aceptando que todo es VIDA. Me rodeo de personas mayores que yo, con un aprendizaje de la vida que me enseña, siempre ha sido así, desde pequeña las amistad...